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Jordan en 1985 |
Querido Basketball:
Han pasado casi 28 años desde el primer día que nos conocimos. 28 años desde que te vi en el fondo de nuestro garage. 28 años desde que mis padres nos presentaron.
Si alguien me hubiese dicho lo que seria de nosotros, no le hubiese creído. Yo solamente aprendí tu nombre.
Luego comencé a verte alrededor del barrio y te vi en televisión. Yo solía verte con muchachos en la cancha. Pero cuando mi hermano mayor comenzó a prestarte más atención, comencé a fascinarme. Tal vez eras diferente.
Nosotros nos divertimos algunas veces. Cuanto más te conocía, más me gustabas. Y como cosas de la vida, cuanto finalmente me interese en vos, cuando finalmente estaba preparado para que se vuelva algo serio, tú me dejaste afuera. Me dijiste que no era lo suficientemente bueno.
Yo estaba shockeado. Estaba herido. Creo que hasta lloré.
Luego te deseé mucho más que antes. Por lo tanto practique. Me exigí. Trabajé en mi juego. Pases. Pique. Tiro. Pensamiento. Corrí. Hice sentadillas. Hice flexiones de brazo. Hice abdominales. Levanté pesas. Te estudié. Yo comencé a enamorarme y tú lo notaste. Al menos eso es lo que el entrenador Smith dijo.
Al comienzo yo no estaba seguro de lo que estaba pasando exactamente. Pero ahora lo sé. El entrenador Smith me estaba enseñando cómo amarte, cómo escucharte, cómo entenderte, cómo respetarte y cómo apreciarte. Luego sucedió. Aquella noche, en el superdomo de Louisiana, en los segundos finales de la final del campeonato contra Georgetown, me encontraste en la esquina y bailamos.
Desde entonces te convertiste en mucho más que solo una pelota para mí. Te convertiste en más que una cancha. Más que un simple aro. Más que en un par de zapatillas. Mucho más que un simple juego.
En algunos aspectos, te convertiste en mi vida. Mi pasión. Mi motivación. Mi inspiración.
Sos mi fan más grande y mi más duro crítico. Mi mejor amigo y mi aliado más fuerte. Mi profesor más desafiante y mi estudiante más cariñoso. Sos mi esencial compañero de equipo y mi competidor más feroz. Vos sos mi pasaporte por el mundo y mi visa en los corazones de millones.
Tanto ha cambiado desde el primer día que nos conocimos, y cuánto tengo que agradecerte. Así que si nunca me escuchaste decirlo antes, déjame decirlo ahora para que el mundo lo escuche. Gracias. Gracias, Basketball. Gracias por todo.
Gracias por todos los jugadores que llegaron antes que yo. Gracias por todos los jugadores que fueron a batalla conmigo. Gracias por los campeonatos y los anillos. Gracias por los Juegos de las Estrellas y por los Playoffs. Gracias por los últimos tiros rompiendo la chicharra, las duras faltas, las victorias y las derrotas. Gracias por hacerme ganar mi cuidado. Gracias por el #23. Gracias por Carolina del Norte y por Chicago. Gracias por el sobrenombre. Gracias por los movimientos y los tiempos pasados. Gracias por la conquista del Slam Dunk. Gracias por la voluntad y la determinación, el corazón y el alma, el orgullo y el coraje. Gracias por los espíritus competitivos y las competiciones que enfrenté. Gracias por las fallas y las contrariedades, las bendiciones y los aplausos. Gracias por la escuadra. Gracias por el baseball y los Barons. Gracias por perdonarme. Gracias por los asistentes, los entrenadores, y los terapeutas físicos. Gracias por los publicadores, los referís, los escritores, los reporteros, por las radiodifusoras y las estaciones de radio. Gracias por los Pistons y los Lakers, los Cavs y los Knicks, los Sixers y los Celtics. Gracias por Phoenix, Portland, Seattle y Utah. Gracias por los Wizards. Gracias por los creyentes y los dudosos. Gracias por el entrenados Smith, Loughery, Albeck, Collins y Jackson. Gracias por la educación y la experiencia. Gracias por enseñarme el juego por detrás, por debajo, por dentro, por encima y por alrededor...... el juego juego. Gracias por todos los fans que alguna vez hallan dicho mi nombre, unidos sus manos por mi y mis compañeros de equipo, que me hallan chocado los cinco o me hallan dado palmadas en la espalda. Gracias por todo lo que le diste a mi familia. Gracias por la luna y las estrellas, y por último pero no por menor, gracias por Bugs y los marcianos.
Yo sé que no soy el único que te ama. Yo sé que obtuviste amor mucho antes que yo y que tendrás mucho más. Pero también se que lo que nosotros tuvimos fue único. Especial. Por lo tanto como nuestras relaciones cambiarán, como sucede con todas las relaciones, una cosa es segura.
Te amo, Basketball. Amo todo lo que se relacione a vos y siempre lo haré. Mis días de juego en la NBA terminaron definitivamente, pero nuestra relación nunca acabará.
Con amor y respeto,
Michael Jordan
VERSIÓN ORIGINAL:
Dear Basketball,
It's been almost 28 years since the first day we met. 28 years since I saw you in the back of our garage. 28 years since my parents introduced us.
If someone would have told me then, what would become of us, I'm not sure I would have believed them. I barely remembered your name.
Then I started seeing you around the neighborhood and watching you on television. I used to see you with guys down at the playground. But when my older brother started paying more attention to you, I started to wonder. Maybe you were different.
We hung out a few times. The more I got to know you, the more I liked you. And as life would have it, when I finally got really interested in you, when I was finally ready to get serious, you left me off the varsity. You told me I wasn't good enough.
I was crushed. I was hurt. I think I even cried.
Then I wanted you more than ever. So I practiced. I hustled. I worked on my game. Passing. Dribbling. Shooting. Thinking. I ran. I did sit-ups. I did push-ups. I did pull-ups. I lifted weights. I studied you. I began to fall in love and you noticed. At least that's what Coach Smith said.
At the time, I wasn't sure exactly what was going on. But now I know. Coach Smith was teaching me how to love you, how to listen to you, how to understand you, how to respect you and how to appreciate you. Then it happened. That night, at the Louisiana Superdome in the final seconds of the championship game against Georgetown, you found me in the corner and we danced.
Since then, you've become much more than just a ball to me. You've become more than just a court. More than just a hoop. More than just a pair of sneakers. More than just a game.
In some respects, you've become my life. My passion. My motivation. My inspiration.
You've my biggest fan and my harshest critic. You're my dearest friend and my strongest ally. You're my most challenging teacher and my most endearing student. You're my ultimate teammate and my toughest competitor. You're my passport around the world and my visa into the hearts of millions.
So much has changed since the first day we met, and to a large degree, I have you to thank. So if you haven't heard me say it before, let me say it now for the world to hear. Thank you. Thank you, Basketball. Thank you for everything.
Thank you for all the players who came before me. Thank you for all the players who went into battle with me. Thank you for the championships and the rings. Thank you for the All-Star Games and the Playoffs. Thank you for the last shots, the buzzer-beaters, the hard fouls, the victories and the defeats. Thank you for making me earn my keep. Thank you for #23. Thank you for North Carolina and Chicago. Thank you for the air and the nickname. Thank you for the moves and the hang time. Thank you for the Slam-Dunk Contest. Thank you for the will and the determination, the heart and the soul, the pride and the courage. Thank you for the competitive spirits and the competition to challenge it. Thank you for the failures and the setbacks, the blessings and the applause. Thank you for the triangle. Thank you for baseball and the Barons. Thank you for forgiving me. Thank you for the assistant coaches, the trainers, and the physical therapists. Thank you for the announcers, the refs, the writers, the reporters, the broadcasters and the radio stations. Thank you for the Pistons and the Lakers, the Cavs and the Knicks, the Sixers and the Celtics. Thank you for Phoenix, Portland, Seattle and Utah. Thank you for the Wizards. Thank you for the believers and the doubters. Thank you for Coach Smith, Coach Loughery, Coach Albeck, Coach Collins and Coach Jackson. Thank you for the education and the experience. Thank you for teaching me the game behind, beneath, within, above and around the game…the game game. Thank you for every fan who has ever called my name, put their hands together for me and my teammates, slapped me five or patted me on the back. Thank you for everything you've given my family. Thank you for the moon and the stars, and last but not least, thank you for Bugs and Mars.
I know I'm not the only one who loves you. I know you have loved many before me and will love many after me. But, I also know what we had was unique. It was special. So as our relationship changes yet again, as all relationships do, one thing is for sure.
I love you, Basketball. I love everything about you and I always will. My playing days in the NBA are definitely over, but our relationship will never end.
Much Love and Respect,
Michael Jordan